Tiene el presupuesto aprobado, firmó un acuerdo para ganar playa pública y el Indec le dio una caricia que no puede explicar. Disidencias con Gollán y riñas en el Concejo.
Por Ramiro Melucci
La última semana entera del año fue pura intensidad. Tuvo debates, peleas, acuerdos, desacuerdos, encuentros y desencuentros. Hasta un accidente doméstico.
En medio de los sobresaltos, tres noticias mejoraron el humor de Guillermo Montenegro, contrariado por la inaudita lesión de su mano izquierda: la aprobación del presupuesto municipal, que hacía siete años que no se sancionaba antes de fin de año, el acuerdo con los concesionarios de balnearios para ganar más espacios de playa pública y la fuerte caída del índice de desempleo, sin razón aparente más que la reapertura de actividades que habían cerrado en los primeros meses de la cuarentena.
Esas novedades compensaron el incremento de casos de coronavirus, una luz amarilla en la temporada incipiente. En la que vuelven a esbozarse diferencias entre la Provincia y el municipio. El ministro de Salud, Daniel Gollán, dijo que Mar del Plata lidera por lejos el ranking de contagios, incluso por encima de La Matanza, el distrito más poblado. Pero cerca del intendente vieron en esa comparación desfavorable un matiz político. Sobre todo cuando miles de turistas preparan sus vacaciones. “No era la forma”, piensan. “Además, acá mantuvimos los testeos, en La Matanza no sabemos”, rechazan.
Interpretan que el crecimiento de la curva forma parte del aumento de los contagios que se registra a nivel nacional. Apuntan que con una mayor cantidad de población producto de la apertura del turismo era esperable ese incremento. Pero aclaran que el índice de positividad no se movió. Y que la ocupación de camas hospitalarias sigue planchada. Consecuencia de que los nuevos contagiados serían, en su mayoría, jóvenes.
Daniel Gollan, ministro de Salud bonaerense. En el municipio creen que sus declaraciones sobre Mar del Plata tuvieron un matiz político.
Por lo pronto, en la planificación del verano con pandemia el municipio dio una señal auspiciosa para ganar espacios de playa pública. Se trataba de un reclamo de distintas organizaciones y sectores de la oposición. De hecho, las conversaciones con los concesionarios comenzaron después de que a mediados de noviembre un grupo de manifestantes destrozara instalaciones del balneario Perla Norte.
Montenegro le encomendó la gestión al coordinador de gabinete, Alejandro Rabinovich, que obró en conjunto con el Emtur. Las negociaciones fueron arduas y no estuvieron exentas de controversias, pero concluyeron de la forma que el municipio pretendía: con la foto de los concesionarios de La Perla, el centro y Playa Grande desarmando carpas. El intendente no quiso quedarse afuera y el mismo día que se sometió a la intervención quirúrgica por el corte del tendón apareció con el brazo vendado junto al titular de Turismo, Federico Scremin, para rubricar el acuerdo. “Es inédito”, celebró.
Casi tanto como lo que ocurrió un día después. Mar del Plata pasó del 26% de desocupación al 13,1%. En el plano simbólico, un alivio. En el real poco ha cambiado. Solo puede computarse como dato distintivo de julio, agosto y septiembre (el período de la encuesta) la reapertura de algunas actividades que en los tres meses anteriores habían estado cerradas. Pero hasta en la Municipalidad dudan de que eso pueda explicar la caída del índice a la mitad. Por eso evitaron las celebraciones y repitieron que la desocupación sigue en la cima de las preocupaciones.
El Concejo aprobó el lunes el aumento de tasas y el presupuesto. Hubo fuertes cruces entre el oficialismo y la oposición.
La semana había comenzado con el previsible triunfo del oficialismo en el Concejo. El debate del presupuesto y el aumento de tasas tuvo como novedad en el recinto un cambio de tono, que se tornó más elevado y enérgico. No tanto en el opositor Frente de Todos, que ya venía con ese registro, sino en los ediles que responden al gobierno local.
Hubo idas y vueltas que mostraron ese nuevo perfil. El opositor Vito Amalfitano dijo que las únicas buenas noticias del presupuesto son los fondos para obras que vendrán de los gobiernos nacional y provincial. El oficialista Agustín Neme respondió con el deseo de que en 2021 se incrementen las partidas de esas jurisdicciones para obras viales, porque en 2020 no enviaron. La política nacional también se metió en la discusión. El Frente de Todos lanzó que el proyecto de Montenegro podía equipararse al de Mauricio Macri, por el ajuste. El oficialismo habló sin disimulo de la cuarentena más larga del mundo, a la que le adjudicó los índices negativos de desempleo y pobreza.
Cuando empezaba a quedar claro que el Frente de Todos se pronunciaría en contra del presupuesto, los concejales de Montenegro instalaron la discusión sobre la responsabilidad de la oposición. “Nos hubiera gustado que este año de pandemia nos acompañaran los 24 concejales”, repitieron. Y, también con insistencia, pusieron el ejemplo de Acción Marplatense.
El Frente de Todos lanzó que el proyecto de Montenegro podía equipararse al de Macri, por el ajuste. El oficialismo habló sin disimulo de la cuarentena más larga del mundo.
¿Fue irresponsable el Frente de Todos por no conceder siquiera una abstención, como dio a entender el oficialismo a lo largo del debate? No parece. En principio, porque la votación estaba definida de antemano: no eran votos que el oficialismo realmente necesitase. Y además porque el bloque opositor garantizó los tiempos del expediente en la comisión de Hacienda, donde estuvo apenas 38 días. Pocos si se comparan con los 52 que estuvo en 2016, los 92 que permaneció en 2017, los 147 de 2018 o los 220 de 2019, cuando ese resorte parlamentario era manejado por el oficialismo. Claro: eran tiempos de Arroyo y la información del Ejecutivo al Concejo no fluía.
El voto negativo, sumado a las más de 40 horas que habían tenido que exponer los funcionarios en la comisión de Hacienda (“una inquisitoria”, definió Alejandro Carrancio), llevó al coordinador de Gabinete a afirmar que el Frente de Todos había utilizado el presupuesto como lanzamiento de una plataforma electoral. La frase causó indignación en los concejales de Fernanda Raverta, sobre todo en Virginia Sívori, presidenta de la comisión de Hacienda. Y la reacción no se hizo esperar: desarticuló una reunión conjunta con la comisión de Recursos Hídricos que estaba destinada a acelerar el presupuesto de Obras Sanitarias para que también fuera aprobado antes de fin de año.
Ese expediente generó un último round. El presidente de OSSE, Carlos Katz, aseguró el miércoles en el Concejo que el aumento tarifario era del 24%, en sintonía con el de la Tasa de Servicios Urbanos. Sívori, su compañera de bloque Verónica Lagos y también la radical Cristina Coria no quedaron conformes con la explicación oficial. El viernes, Katz volvió y corrigió un error que había en el proyecto. El promedio de incremento, aclaró, será del 26,8%. Las concejalas opositoras no le creen y hablan de aumentos mayores. El oficialismo, pese a algunas vacilaciones, volvió a alinearse para que el último eslabón del paquete presupuestario diera su primer paso.